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martes, mayo 01, 2018

Escucha y crée que estás llamado a la grandeza!


Escucha y crée que estás llamado a la grandeza!


Santiago 1:6 RVR1960 
Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
S.Juan 11:40 RVR1960
Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?


Mis amados Jesús no pudo hacer milagros en Nazaret —el pueblo donde creció con su familia— porque lo veían como un carpintero y no como el Hijo de Dios. Allí no encontró fe sino suspicacia. Cuando leí esto en las Escrituras yo también me quedé con la boca abierta. En Su tierra neutralizaron a Jesús con desprecio, descrédito, deshonra y envidia; fue como si lo bombardearan con kriptonita. La Palabra de Dios es viva y eficaz, es buena semilla y no regresa vacía, pero la incredulidad puede impedir que veas la Gloria de Dios manifestarse en tu vida.

Y ¿cómo se hace para deshacerse de la incredulidad? Buscando escuchar solo palabras que te edifiquen. En una oportunidad, cuando los discípulos intentaron echar fuera un demonio y no lo lograron, le preguntaron a Jesús qué había sucedido. Entonces Él les explicó que les faltaba fe y les puso el ejemplo del grano de mostaza. Pero la analogía no es que se tenga una fe tan pequeña como esa semilla, sino que sea tan poderosa, con el mismo temple y carácter, ya que a pesar de ser minúscula, llega a ser la mayor de las hortalizas y se transforma en un árbol grande que da abundante fruto.

Además, les enseñó cómo incrementar la fe: con oración y ayuno. Cuando deseamos sanar a alguien no debemos orar y ayunar por el enfermo sino por nosotros, para que nuestra fe se fortalezca y seamos usados como instrumentos para la obra del Señor. La oración y el ayuno son efectivos para fortalecer tu fe, no como «fórmulas mágicas» que provocan el resultado que deseas.

Proclama tu fe con valentía y defiende lo que crees porque de eso depende tu bendición. Honra a Jesús, ¡demuéstrale que es tu Señor! Sé congruente con tus actos: si dices que Él es tu Señor, demuéstralo.

¡Escucha y cree que estás llamado a la grandeza!

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