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domingo, febrero 25, 2018

Amo a mi País y Oro a Dios por él.



Amo a mi País y Oro a Dios por el.

Romanos 9:1-5


Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 4que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

Mis amados en el Señor, hoy quiero decirles al creer en Jesús, nosotros y nuestra casa recibimos salvación (Hechos 16:31), sin embargo, se requiere quebranto de corazón  en oración y lágrimas, El Apóstol Pablo anhelaba tanto la salvación de su pueblo, que confesó estar dispuesto a ser “anatema separado de Cristo”, si así pudiera su pueblo ser salvo. Él fue llamado Apóstol de los gentiles, pero nunca olvidó a los compatriotas judíos. Siempre se esforzó  por llevarles el evangelio. Pablo sentía un gran dolor al ver el rechazo de los judíos hacia la salvación de Jesús. Nosotros también debemos amar a nuestro País y ser líderes que interceden por él ante Dios. La intercesión por nuestra nación debe ser prioridad y debemos transmitir el amor por la patria a nuestros hijos y a la siguiente generación.

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