Amo a mi País y Oro a Dios por el.
Romanos 9:1-5
Verdad digo
en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu
Santo, 2que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi
corazón. 3Porque deseara yo mismo ser anatema, separado
de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la
carne; 4que son israelitas, de los cuales son la
adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las
promesas; 5de quienes son los patriarcas, y de los
cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas,
bendito por los siglos. Amén.
Mis amados en el Señor, hoy quiero decirles al
creer en Jesús, nosotros y nuestra casa recibimos salvación (Hechos 16:31), sin
embargo, se requiere quebranto de corazón en oración y lágrimas, El Apóstol Pablo
anhelaba tanto la salvación de su pueblo, que confesó estar dispuesto a ser “anatema
separado de Cristo”, si así pudiera su pueblo ser salvo. Él fue llamado Apóstol
de los gentiles, pero nunca olvidó a los compatriotas judíos. Siempre se
esforzó por llevarles el evangelio.
Pablo sentía un gran dolor al ver el rechazo de los judíos hacia la salvación
de Jesús. Nosotros también debemos amar a nuestro País y ser líderes que interceden
por él ante Dios. La intercesión por nuestra nación debe ser prioridad y
debemos transmitir el amor por la patria a nuestros hijos y a la siguiente
generación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario