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viernes, mayo 04, 2018

Debemos tener disciplinas y hábitos.


Debemos tener disciplinas y hábitos.


Juan 5:39 RVR1960
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;


Filipenses 1:9 RVR1960
Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento,


 Mis amados en la carrera de la fe, es imposible que corramos para ganar, dedicando atención solo un pequeño tiempo una vez a la semana a las cosas de Dios. No podemos ganar esta carrera, cuando solo ponemos un énfasis tan pequeño en lo que debería de ser lo más importante. Debemos correr la carrera del espíritu, con la seriedad que merece. No quiere decir, que la salvación es algo en lo cual debo esforzarme para obtenerla, ¡no! No existe nada que puedas hacer por la salvación, pues ya eres salvo, Cristo lo hizo todo para salvarte; no es obra de los hombres para que ninguno se gloríe. Sin embargo, para crecer en el entendimiento de las cosas de Dios; para crecer en mi carácter, para entender las cosas que Dios desea transformar en mi vida; necesitamos correr ésta carrera poniendo un mayor énfasis, un mayor interés.

Se requiere de algunas cosas para conseguirlo, una de ellas, es la disciplina. Si voy a correr, necesito saber qué tipo de carrera voy a correr, en qué disciplina lo voy a hacer; para poder medir mis tiempos, para que después de hacerlo, pueda evaluar en qué debo mejorar para llegar a un mejor tiempo en la distancia para la que me preparo. En la carrera del espíritu, se requiere de diferentes dinámicas, no iguales a las de un atleta.

Necesito la oración como ejercicio del espíritu, escudriñar las Escrituras para descubrir los planes de Dios en mi vida, y desarrollar mi carácter. Es importante entender las debilidades que el Espíritu de Dios me señala, para que Dios las transforme. Requiero disciplinas para que Dios, a través de ellas, me permita descubrir los principios que me van a hacer ganar la carrera. Necesito tiempo, la dedicación de ese tiempo no debe ser algo religioso, porque la religión es aburrida; debe ser algo excitante, que nos deleita y que nos gusta. La vida del espíritu es maravillosa. 

Alguna vez oí de alguien decir le  ofrecieron a comer chapulines, comúnmente conocidos como escarabajos; y lo primero que pensó fue ¡que asquerosidad es esta! ¿Cómo que escarabajos, cómo se puede comer algo así? No obstante, una vez que los probó, pudo  decir: ¡que sabrosos que son los chapulines! Solo hasta que los pruebas, puedes decir: ¡ahora los disfruto! Hay gente, que no comerían algunas comidas nunca, por el simple hecho de no saber qué son. Pensemos en nuestra vida diaria con lo que nos alimentamos, la leche de vaca, ¡es leche de un animal!, no debería ser agradable, pero estamos acostumbrados a consumirla. Existen comidas en otros contextos que jamás llevaríamos a nuestra boca, pero solamente hasta que las probamos, podemos decir: ¡qué bien sabe!

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