JESÚS SE MARAVILLO
Mateo
8:10.
Al oírlo
Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun
en Israel he hallado tanta fe.
Mis amados este es uno de los pasaje que me
agrada ya que me siento identificado como militar que soy, porque habla de un centurión
que viene siendo un capitán del ejército romano dice que fue a Cafarnaún, la
ciudad donde vivía Jesús, para hacerle una petición. Un hombre que le servía,
estaba sufriendo y el centurión sabía que Jesús podía curarlo. Jesús recibe a
este hombre de la ley y dice que curará a su servidor. Pero el hombre dice: Señor,
no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado
sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis
órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi
siervo: Haz esto, y lo hace. (Mt 8.8,9).
Aquí
se destacan dos cosas: la humildad y la fe. Este hombre tenía bajo su mando un
centenar de soldados. Sin embargo, no tenía orgullo ni arrogancia. Se
consideraba indigno de recibir a Jesús en su casa. Para él, una palabra de
Jesús era suficiente y la enfermedad de su criado sería erradicada. El
centurión estaba totalmente convencido de que todo lo que Jesús quería, podía
hacerlo. Sabía que su orden era definitiva e irrevocable.
Saben
estaba seguro de que lo imposible de los hombres era posible para Jesús. Jesús
no sólo ordenó una palabra de curación para su criado, sino que también alabó
su fe, dejando claro que ni siquiera la gente del pacto tenía una fe tan simple
y al mismo tiempo tan robusta.
Bendita
sea la fe que se apropia de la bendición y recibe la alabanza de aquel que nos
bendice.
.
DIOS
TE BENDIGA.
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